
Descubrir la cueva de Lascaux
El sitio web de la cueva de Lascaux ofrece una visita virtual gratuita en 3D.

Situada en el corazón del valle del Vézère, a sólo 15 minutos de nuestro hotel al aire libre Slow Village Séveilles, la cueva de Font-de-Gaume es uno de los últimos santuarios prehistóricos aún abiertos al público. Con pinturas policromas de 14.000 años de antigüedad, ofrece un conmovedor viaje en el tiempo hacia nuestros antepasados.
¿Listo para descubrir este tesoro?
La historia de la cueva de Font-de-Gaume comienza en el corazón del Périgord, en lo alto del pueblo de Les Eyzies. La cueva, a sólo 15 minutos de nuestro hotel al aire libre Slow Village Séveilles, fue descubierta el 12 de septiembre de 1901 por Denis Peyrony, un maestro de escuela apasionado por la arqueología. En aquella época, la gruta era conocida como "la grotte du Sourd". Vela en mano, Denis Peyrony se abrió paso por un estrecho corredor, a través de un angosto pasadizo que más tarde se conocería como el "Rubicón", e hizo un descubrimiento que cambiaría para siempre la historia del arte rupestre.
Ante sus ojos: pinturas multicolores y vibrantes de miles de años de antigüedad. Eran las primeras obras policromas descubiertas en Francia. Pronto se le unieron los grandes nombres de la prehistoria, como el Dr. Capitán y el abate Breuil. Juntos, revelaron al mundo los tesoros de esta cueva única. En 1910, su trabajo culminó con la publicación de una obra de referencia: La caverne de Font-de-Gaume.
Más de un siglo después, la cueva de Font-de-Gaume sigue asombrando. Con 230 imágenes que datan de alrededor del 14.000 a.C., es una de las últimas cuevas decoradas aún abiertas al público en Francia. Catalogada como Monumento Histórico desde 1902, y después como Patrimonio Mundial de la UNESCO, representa un precioso vínculo entre el pasado de la humanidad y la forma en que la vemos hoy.
Mucho antes de convertirse en la meca del arte rupestre, la cueva de Font-de-Gaume albergaba inquilinos asombrosos. ¿El más antiguo? Un gigante ya extinguido: el oso de las cavernas. Con casi 3 metros de altura y un peso de hasta 800 kg, este impresionante herbívoro dejó tras de sí numerosos arañazos que pueden verse en las paredes. Las excavaciones realizadas en 1967 identificaron los restos de una decena de individuos, probablemente muertos durante la hibernación. Su presencia está atestiguada en la mayor parte de la cueva.
Pero la cueva de Font-de-Gaume no era sólo el dominio del oso. Ya en el Paleolítico, el hombre encontró refugio aquí, y nunca dejó de volver. Gracias a las excavaciones arqueológicas, hoy sabemos que varias culturas prehistóricas han ocupado la cueva a lo largo de los años.
Los vestigios más antiguos se remontan a unos 40.000 años, al periodo Châtelperroniense: algunos huesos de oso presentan marcas de corte, prueba de que se aprovechaban la carne y las pieles. Posteriormente, los objetos de sílex y asta de reno del periodo auriñaciense, así como tres puntas solutreanas, confirman el uso continuado del yacimiento.
La cueva de Font-de-Gaume ha sobrevivido a los milenios: fragmentos de cerámica neolítica, objetos de la Edad deBronce y un alfiler de bronce atestiguan sus diversos usos a lo largo del tiempo. En la Edad Media, el porche de la cueva se convirtió en un puesto de vigilancia, como demuestran los elementos trogloditas visibles sobre la entrada.
Y más recientemente, en el siglo XIX, la cueva se utilizó simplemente como... un aprisco. Las huellas de esta época aún pueden verse en los grafitis dejados por los visitantes, a veces en detrimento de las obras prehistóricas.
La cueva de Font-de-Gaume es mucho más que una galería de arte paleolítico: es un testigo vivo de la historia humana y animal a través de los tiempos.
Nada más entrar en la cueva de Font-de-Gaume, el hechizo se apodera de uno. La cueva es algo más que una reliquia del pasado: es una galería de arte prehistórico. La cueva de Font -de-Gaume contiene cerca de 230 obras de arte, pintadas o grabadas, que datan de hace unos 14.000 años.
El bisonte es la estrella indiscutible del espectáculo, con 84 representaciones dedicadas a él. Pero no pierda de vista a otras criaturas que emergen de las paredes. Encontrará íbices, caballos, mamuts, renos, uros, osos, felinos, rinocerontes lanudos y lobos, sin olvidar algunas manos en negativo, una figura humana y varios signos misteriosos.
Uno de los frescos más sorprendentes de la cueva de Font-de-Gaume es el del reno enfrentado, una auténtica joya. Dos renos, uno negro y otro rojo, se enfrentan con una ternura asombrosa: el primero lame suavemente la frente del segundo. Un momento suspendido en el tiempo, capturado hace miles de años y que sigue conmoviendo a los visitantes hoy en día.
Quince renos están representados en la cueva de Font-de-Gaume. Toda una excepción, dado que este animal, muy cazado en el Paleolítico, rara vez aparece en las pinturas rupestres.
Un poco más allá, dos caballos llaman la atención. Pintados en negro manganeso, casi parecen saltar de la pared. Uno de ellos, con las patas delanteras extendidas, da una sorprendente impresión de movimiento, una actitud poco frecuente en el arte rupestre.
Es imposible visitar la cueva de Font-de-Gaume sin toparse con un tectiforme. Esta extraña palabra hace referencia a un símbolo en forma de techo, que se puede encontrar pintado o grabado en veintiséis ocasiones en la cueva. En algunos de ellos aparecen animales: mamuts, caballos o bisontes. Aún hoy, estos signos siguen estando llenos de misterio, y sólo se han visto en otras tres cuevas del Périgord. cuevas del Périgord.
Junto a estas formas enigmáticas, otros símbolos completan la decoración: puntos, cruces, rectángulos, todos portadores de un mensaje que los milenios no han borrado del todo.
¿Ha decidido visitar la cueva de Font-de-Gaume? Aquí tiene todo lo que necesita saber para aprovechar al máximo su visita desde nuestro hotel al aire libre.
El acceso a la cueva está estrictamente regulado para preservarla. Por ello, es obligatorio reservar hora en línea (el aforo es limitado) y la duración de la visita al interior de la cueva está restringida a 30 minutos. En definitiva, prevea una hora de visita para disfrutar al máximo de la experiencia.
La entrada a la cueva cuesta 13 euros. La visita, aunque guiada, es bastante física. Se sube a la entrada por un camino estrecho y empinado de unos 400 metros. En el interior, las galerías son sinuosas, oscuras y estrechas. No hay bancos ni lugares para sentarse durante la visita. Le recomendamos que lleve calzado cómodo y una chaqueta ligera, ya que la temperatura en la cueva de Font-de-Gaume ronda los 14 °C durante todo el año.
Situado a sólo 15 minutos de la cueva de Font-de-Gaume, nuestro hotel al aire libre Slow Village Séveilles le da la bienvenida a un entorno tranquilo para unas vacaciones en las que podrá desconectar y relajarse.
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